¿Cómo reaccionar cuando alguien nos agrede verbalmente?
Todos pasamos por situaciones donde alguien nos hiere con palabras. A veces es un grito, un sarcasmo, una crítica destructiva o simplemente un comentario que duele. ¿Qué hacer en ese momento? ¿Cómo reaccionar sin rebajarnos ni tragarnos todo el veneno? Acá te comparto una mirada más profunda, desde la filosofía estoica y el autocuidado emocional que tanto me ha ayudado en momentos difíciles.
1. Lo primero: respirá antes de responder
Cuando alguien te agrede, tu sistema nervioso se activa. Sentís calor, tensión, impulso de devolver el golpe (verbal). Pero si reaccionás desde ahí, es probable que la situación escale. En cambio, si podés respirar hondo, aunque sea una vez, te das un segundo para elegir cómo actuar. No es debilidad, es poder.
Epicteto decía: "No es lo que te sucede, sino cómo reaccionás a ello lo que importa".
La respiración consciente es una forma práctica de interrumpir el ciclo reactivo. Es un puente entre el impulso y la elección. Una pausa que puede cambiar el rumbo del momento. Muchas veces somos esclavos de la reacción inconsciente, porque la vida nos puedo haber enseñado de esa manera, pero si seguimos el camino inconsciente solo vamos a lograr hacernos daño.
2. No te lo tomes como algo personal (aunque parezca)
La mayoría de las agresiones hablan más del otro que de vos. Una persona en paz no ataca. Quien agrede muchas veces está frustrado, herido o proyectando sus propias sombras. Si lográs ver eso, te protegés de absorber el veneno. No te confundas: eso no justifica el maltrato, pero te ayuda a no cargarlo como si fuera tuyo.
Marco Aurelio lo expresa con claridad: "Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de estar vivo, de pensar, de disfrutar, de amar... y de no dejarte arrastrar por los actos de otros".
La filosofía estoica nos enseña a separar lo que está bajo nuestro control (nuestras acciones y pensamientos) de lo que no (las palabras y comportamientos ajenos). Esta distinción es clave para no quedar atrapado en la emocionalidad del otro. Ponerlo en practica seria pensarlo de esta manera "Yo solo controlo mi mente y mis acciones, no las de los demás" ese pensamiento es el regulador mas poderoso en el mundo de la resiliencia, porque nos trate a lo único que controlamos en esta vida, a nosotros mismos.
3. Poné límites con firmeza y respeto
No necesitás gritar ni justificarte. Basta con expresar con claridad que no aceptas ese trato. Y si no te escuchan, alejarte también es una forma de amor propio.
Séneca decía: "Una persona sabia no se deja arrastrar por la cólera, porque la cólera es una debilidad del alma".
Poner límites no es pelear, es declarar tu valor. Es mostrar que te respetas, sin caer en el juego del agresor. Es una forma madura de proteger tu dignidad aunque podemos entrar en detalles de como lograrlo de una manera efectiva. Todo esta en la postura en que uno lo dice y lo gestual, si optas por decir algo, tiene que ser desde la absoluta certeza de que estas eligiendo la calma, y tiene que estar acompañado de la acción de lo gestual. Si optas por la segunda opción es bueno dejar en claro que no vas a seguir discutiendo desde la postura de que no es por intimidación sino por elección de uno.
4. Elegí tu paz por encima de tener razón
No siempre vas a poder explicar, convencer o resolver en ese momento. A veces, lo más sabio es retirarse, tomar distancia y cuidar tu energía. Tu paz vale más que cualquier discusión ganada. No se trata de callarse por miedo, sino de hablar cuando tu voz viene desde la claridad, no desde la reacción.
Epicteto también decía: "Quien se ríe de ti o te insulta no te hace daño. Son sus propias opiniones las que hablan, no las tuyas".
Tener razón puede sentirse bien en el momento, pero a veces, mantener la calma es mucho más poderoso. La serenidad es una forma de victoria que no necesita aplausos. No debemos estar a la expectativa de ganar discusiones porque son victorias vacías, solo te alejan de lo real de la vida que es vivir en paz.
5. Después del momento, hacé un chequeo interno
¿Qué te movió esa agresión? ¿Por qué te dolió tanto? ¿Qué podés aprender de tu propia reacción? Cada situación de conflicto es una oportunidad para conocerte más. Tal vez te conectó con una herida vieja, con un límite que nunca habías puesto, o con la fuerza que no sabías que tenías.
Diógenes de Sinope, el filósofo cínico, vivía con tan poco que nadie podía ofenderlo: "El que no necesita nada, no puede ser humillado".
El autoconocimiento es clave para el crecimiento. Mirar hacia adentro con honestidad, después de una situación difícil, convierte el dolor en sabiduría. Ahí está el verdadero poder de la resiliencia.
Conclusión: Reaccionar con conciencia frente a la agresión verbal no es fácil, pero es uno de los actos más poderosos de autocuidado. Elegir no devolver odio con odio, y al mismo tiempo protegerte, es un arte. Y como todo arte, se practica. Con el tiempo, vas a notar que no necesitás gritar para hacerte escuchar, ni endurecerte para no ser herido. Solo necesitás estar presente, firme y fiel a vos.
Como dice Marco Aurelio: "La mejor venganza es no ser como tu enemigo".
Escrito por Emanuel Rodríguez
Fundador del Instituto Kallu, músico y apasionado por el aprendizaje.
Comodoro Rivadavia, Chubut – Argentina.
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